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martes, octubre 24, 2006

Cuento cuentito cuento - Capítulo 7

Mucho tiempo pasó desde aquel día.
Carlos había sido capturado por los piratas hace mucho tiempo. Descansaba tumbado en una maltrecha cama de paja.
Muchas veces se despertó y murmuró inconscientemente, pero aquel día por fin recuperó el sentido por completo. La curación de las heridas ya estaba bastante avanzada aunque punzadas de dolor recorrían de vez en cuando su cuerpo. Tenía vendas en la pierna y en la parte de la espalda donde le dispararon. Pensó que era muy extraño que unos hostiles piratas que atacaron su nave sin ningún motivo le acogiesen en su barco y le ofrecieran atención médica. Él nunca llegó a conocer que su hermano suplicó por su vida. A cambio, Juan recibió veinte latigazos en la espalda ante el gran regocijo de los piratas.
Cuando despertó tenía la boca seca y pidió un poco de agua. Siguió tumbado un buen rato sin hacer nada, hasta que un bucanero barbudo con cara de pocos amigos le acercó una jarra de cerveza gruñendo. Carlos se la bebió sin protestar. La cerveza estaba bastante amarga, pero le calmó un poco la sed. De repente reparó en que el crucifijo de su madre no estaba, que se lo habían robado los piratas. Era el único recuerdo que conservaba de ella… Entonces, triste, empezó a reflexionar sobre su situación: Pedro estaba… muerto; su perdido hermano estaba prisionero al igual que él en un barco pirata; él había estado ante las puertas de la muerte y Carla… Carla sencillamente no sabía nada de todo aquello.
La lástima, la angustia y la desolación se empezaron a apoderar de él y rompió a llorar, en silencio, pues era lo único que podía hacer para intentar desahogarse de sus penas.

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