
En una habitación cerrada alguien intenta asesinar a la señorita Stangerson. Su padre y su criado, que estaban en la habitación contigua, oyeron tiros, muebles volcados, gritos… Pero al derribar la puerta sólo encuentran a la señorita Stangerson agonizando en el suelo en medio de un charco de sangre, pero no hay rastro del asesino. Joseph Rouletabille investiga arduamente para averiguar la identidad del asesino y cómo cometió el crimen junto con Frédéric Larsan, un policía que sospecha de Robert Darzac, el novio de la señorita Stangerson. En medio de la investigación ocurren dos nuevos hechos inexplicables: primero, que mientras perseguían al asesino, éste se esfumó entre sus brazos; segundo, que tras tirotear al asesino, encuentran el cuerpo del guarda muerto por una cuchillada en su lugar. Finalmente, Rouletabille consigue explicar todos los hechos y demostrar de forma irrefutable la identidad del asesino.
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